Hace unos días, un periódico publicó que la líder de una secta (privada hoy de su libertad) sufre de “un trastorno de la personalidad por dependencia que utiliza la negación como mecanismo de defensa”, según consta en la pericia. A los efectos de poder descifrar esta parte de la nota publicada, intentaré aclararme en reflexión. El “trastorno de dependencia” incluye comportamientos de sumisión y adhesión que hacen del “dependiente” un sujeto pasivo que se desliga de responsabilidades, permitiendo a otros, en quienes confiarían, tomar decisiones, y por esto le resulta difícil organizar un proyecto. Por otro lado, si analizamos qué es la negación (mecanismo de defensa mencionado) significaría, según aquella pericia específica, que huiría de la realidad.
Si bien los líderes dependen de sus súbditos, lo hacen sólo en su sentido literal, ya que son sus seguidores quienes los ubican en el rol. ¿Podríamos si quiera considerar que líderes y súbditos sufren la dependencia por igual? La información "generalizada" nos llevaría a suponer que los líderes de sectas no tienen “proyectos”, o los ejecutarían al azar.
Cabe aclarar que la dependencia se conduce en “relaciones desequilibradas”, característica del trastorno, pero cuando hablamos de grupos sectarios, son intencionalmente instauradas.
El planteo es un contrasentido ya que es la misma realidad circundante (sectaria) la que satisface el insaciable sentimiento de poder, que los vuelve violentos por sumamente desconfiados hacia un entorno que impida saciar su ambiciosa voluntad.
Sabemos que muchos líderes pueden presentar la más amplia gama de trastornos de personalidad, en su más variada combinación. ¿Negación como mecanismo de defensa? ¿Tiene un líder de secta trastorno de sumisión? Esto me recuerda a mi abuela que, ante actos injustificables desde la razón humana, solía afirmar “está loco”, pues cómo podría ella descifrar la posibilidad de que un humano fuera capaz de tanto daño.
Es decir que una vez más nos encontramos ante la desinformación en el área y la insistencia de presentar a las sectas como pequeños grupúsculos que accionan bajo la dirección de un líder con trastornos de personalidad, cuyo detalle es conveniente informar. Pareciera que hasta nos quieren cambiar el ángulo de enfoque de la problemática.
Me preocupa profundamente que se continúe sosteniendo que los líderes sectarios son “ trastornados” que escapan de una realidad que los angustia. Podría entonces yo usufructuar esa postura y sostener que escapan de la realidad cotidiana porque no hay legislación vigente que pueda ubicarlos en ella para destronarlos de su impunidad, porque los “mecanismos de defensa”, aún debemos marcarlos.
Probablemente, ahora que estoy concluyendo mi reflexión, tal vez en algún punto puedo acercarme: trastorno de agujeros negros institucionales de turno por dependencia monetaria que utiliza el sufrimiento ajeno como mecanismo de defensa, según consta en nuestra realidad.
Mara Martinoli





6 comentarios:
Muy buena tu reflexión.
Juan
AIS Cono Sur
Estimada Mara:
No tengo el gusto de conocerla. Mi nombre es Leonardo Gentile y si la nota a la que se refiere es ésta, yo soy el autor.
Le agradezco que haya dedicado una reflexión a ella. Lo valoro porque demuestra que la leyó con interés. Dicho esto, debo hacer algunos comentarios sobre el texto que publicó en su blog.
Usted dice que "El “trastorno de dependencia” incluye comportamientos de sumisión y adhesión que hacen del “dependiente” un sujeto pasivo que se desliga de responsabilidades, permitiendo a otros, en quienes confiarían, tomar decisiones, y por esto le resulta difícil organizar un proyecto".
Según la consulta que realicé a mi fuente, una profesional vinculada a la causa Ramoncito que aceptó hablar conmigo manteniendo el anonimato, la persona de la que hablamos, Ana María Sánchez (encargada de prácticas de magia negra y número 2 en el grupo) es incapaz de tomar decisiones sin una cantidad exagerada de consejos por parte de los demás. Y va demasiado lejos llevada por su deseo de lograr protección y apoyo de los demás, hasta el punto de presentarse voluntario para realizar tareas desagradables.
Esta definición concuerda con la que da el Manual Diagnóstico y Estadístico de los transtornos mentales de la American Psychiatric Association.
La profesional a la que consulté pudo comprobar al entrevistar a Sánchez el recurso al mecanismo de defensa de la negación y yo -sin ser experto en salud mental- percibí intuitivamente al entrevistarla en su celda.
Creo que la nota no sugiere que los líderes de esta secta y quienes fueron sus víctimas sufran la dependencia por igual, como usted dice. Al contrario, deja claro que estas personas abusaron en una de las peores formas imaginables de sus víctimas.
Simplemente, en la nota uso el comcepto de trastorno de dependencia para describir la personalidad de Sánchez y de Martina Bentura porque me parece que hay que hacerlo con conceptos científicos, en este caso, aportados por una profesional en la materia.
Creo que no se trata de información "generalizada" (el entrecomillado es suyo) y nunca sostengo que la secta actúa sin un proyecto. Al contrario, dejo claro en el segundo párrafo de que se trata de "una secta dedicada a conseguir menores para prostituirlos u ofrendarlos en sacrificios mágico religiosos". En una nota anterior sobre el tema abundé en los fines de esta secta y en el contexto de creencias en que operaba.
Disiento con usted cuando dice que "El planteo es un contrasentido". Creo que las actividades que llevaba adelante esta señora tienen, según los profesionales que la entrevistaron, un condimento psicopatológico. Esto no implica que sea inimputable para la justicia. De hecho, fue condenada días atrás.
Yo no sé porque su abuela decía, en un caso así, que una persona estaba loca. Yo escribí que sufrían ciertos trastornos basándome en una pericia hecha por profesionales psiquiatras y psicólogos. Me basé en la razón humana, de la que usted habla, no para justificar lo que hicieron, sino para ayudar a entenderlo.
Humildemente, creo haberme informado para escribir esta crónica. Por eso, no creo que sea un caso de desinformación, como usted plantea. Mi intención es contar lo que pasó en Mercedes, Corrientes y para eso viajé allá, hablé con los abogados y peritos que intervinieron en la causa (antropólgos, psiquiatras y psicólogos) y con testigos presenciales del accionar de esta secta.
No entiendo el uso del término "trastornado". Si se refiere al uso de criterios científicos (trastornos psicopatológicos) para explicar una conducta determinada, no entiendo porque le preocupa. Creo que es la única forma de intentar entender situaciones como estas. Si conoce alguna otra, le agradecería que me la cuente.
Quedo a sus órdenes y le agradezco la atención.
Mara:
Un comentario más. Usted habla de "agujeros negros institucionales". Le cuento que estoy investigando la normativa vigente para la asistencia a víctimas de grupos que emplean técnicas de manipulación psicológica. Hasta ahora sólo conozco una ley aprobada en Córdoba, un proyecto de ley provincial en Corrientes. En estos dos casos, se crean programas de asistencia a las víctimas. Pero leí que hay otro proyecto de una diputada nacional por Misiones (Julia Perie) que va un poco más allá y tipifica penalmente las conductas sectarias. Le pido que si conoce usted iniciativas legislativas similares o antecedentes internacionales como el de la ley francesa las comparta conmigo, pues me resultarían muy útiles.
Saludos y otra vez, gracias
Estoy en espera de un excelente material desde España, que obviamente compartiré. Sé de la Ley de Córdoba e insisto en los "agujeros negros institucionales". Tal vez en alguna oportunidad podamos intercambiar experiencias.
Gracias por su comentario, cordiales saludos, Mara Martinoli
Mara: Por algún motivo se publicaron varias copias de mi comentario. Le pido si por favor puede dejar una sola.
Saludos
Estimado Leonardo: de acuerdo a su pedido hemos dejado uno solo de sus varios comentarios iguales que estaban en esta nota.
Saludos
Juan Contreras Bustos
Editor APG La Plata
Tribuna de periodistas
Buenos Aires
Argentina
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