
“Cómo ayudar a alguien que está en una secta” es una búsqueda reiterada en Internet que continúa marcando la necesidad de generar espacios de información para ese “alguien” que podría ser tu hermano/a, tu padre, tu madre, tu hijo/a, tu compañero/a, tu pareja, tu amigo/a.
Si tomamos conciencia que toda grupo-dependencia impide vivir la vida, la orientación y redefinición de relaciones es un deber, porque delimitaremos la encrucijada de la dependencia y porque “el peligro fundamental de estos grupos es contra el valor supremo de la vida humana” – Paz y Miño.
Las indicaciones o pautas de carácter general se sumarán siempre a las necesarias para cada caso en particular, para encontrar respuestas a cada vivencia, como si se preparara un plan de acción guiado exclusivamente por el interés, dedicación y confianza en la resolución.
Preguntas de índole general, a modo de una auto-entrevista realizada en absoluta sinceridad, dirigida al medio vincular del sujeto grupo-dependiente, permitirán cierta reflexión sobre la relación previa, anterior a la vivencia de dependencia y necesaria para sabernos partícipes de la relación que deseamos retomar; cuestionamientos y respuestas que a su vez orientarán en la tarea:
- ¿Cuáles eran sus valores? ¿Mantiene los mismos?
- ¿Cómo se integraba al entorno? ¿Compartía?
- ¿Era afectuoso/a y demostrativo/a? ¿Nosotros?
- ¿Cuáles eran sus demandas?
- ¿Conocemos sus necesidades y deseos?
- ¿Qué le provocaba alegría?
- ¿Qué tipo de actividades disfrutaba? ¿Música, deporte, lectura?
- ¿Qué tipo de decisiones personales importantes tomó anteriormente?
- ¿Cuánto tiempo hace que nos dimos cuenta de la situación?
- ¿Nos preocupa o avergüenza?
- ¿Abandonó estudios o trabajo? ¿Nos informó?
- ¿Los cambios fueron rápidos o de manera gradual?
- ¿Responde a nuestras inquietudes?
- ¿Nos sentimos defraudados o decepcionados?
- ¿Podríamos hacer una descripción de su personalidad?
- ¿Pensamos que siempre fue una persona dependiente?
- ¿Sabemos cómo es/era su día? Horarios, alimentación, amistades, salidas, horas de sueño, etc.
En algún momento el beneficio de la duda sobre la dependencia generada movilizará la revinculación; los familiares, amigos o allegados siempre depositan la responsabilidad exclusivamente en el grupo o en la persona que está en la secta; si bien en ocasiones (según las características del grupo) es mayor la influencia para inducir dependencia, el ingreso y la concurrencia se comparten. Esto es una aclaración válida para que el medio concentre sus esfuerzos en la persona que los preocupa; cuando lo hacen, la devolución, el “retorno o regreso del que fue” (frase que se comparte e identifica en la solicitud de ayuda) se esperará.
La libre decisión de participar en grupos (religiosos, seudo religiosos, de meditación, filosóficos, sectarios, de auto ayuda u otros) no implica que debamos comenzar a orientar ni que esa participación incluya dependencia; también es oportuno aclarar que no siempre se depende de una secta.
Mara Martinoli
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