Si encimamos las fotografías, las imágenes son exactamente las mismas: el hombre en huida, en desorientación en degradación, en indiferencia social. Estos aparentes extremos antagónicos, son muestra de un tejido social desgarrado.
Redefinir las relaciones entre Estado e Instituciones, entre Estado y Organismos No Gubernamentales, atendiendo las iniciativas que nacen espontáneamente (en general por ausencia de iniciativas públicas), permitirá la apertura de verdaderos espacios de acción.
La restitución de espacios operativos adecuados para cada problemática desatendida, es un lugar para dar respuestas a los emergentes, un sitio en donde las familias encuentren orientación a los interrogantes producto de los conflictos actuales; el ámbito donde fortalecer el más importante de los espacios: la familia, confluencia real de dialéctica entre lo público y lo privado.
Toda iniciativa privada surge siempre por falta de acción pública; por esto debe ser escuchada, controlada, tutelada y protegida, para que a futuro, avalada por ser voz de inquietudes y necesidades sociales reales, constituya una nueva columna en el marco de políticas públicas de salud y desarrollo social. Y a futuro el Estado mostrará su rol insustituible como punto de unión y síntesis necesaria de intereses colectivos.
¿Acaso lo público es espejo del modo en que concebimos la vida, pobre en ideales, casi acultural? En ocasiones la planificación de escritorio de la realidad pública social está muy lejos de la necesidad privada. Toda acción que surja de espacios intermedios siempre será acción a favor de ciudadanos.
La participación constituye uno de los nudos más delicados y críticos de la coyuntura social; por esto es necesario reinstaurar canales institucionales que la garanticen; por medio de una participación sana, independiente y comprometida para compensar la merma cuantitativa y cualitativa de individuos que se ocupan activamente en distintos ámbitos sociales.
Las funciones sociales no son exclusivas ni excluyentes; lo público y lo privado pueden ser considerados “mundos sociales” vitales para reactivar o activar caminos participativos, en una auténtica relación que consolide la individualidad; en una articulación simultánea que recomponga la vida asociativa, creando conjuntamente condiciones de real desarrollo humano.
Intensos contactos entre lo público y lo privado permitirán una constitución de redes de representación, agentes de cambio, educación social, programas específicos de penetración social; los que permitan prevención, coordinación de acción y seguimiento; programas que ubiquen al ciudadano como verdadero actor y protagonista en dirección compartida, dentro de un proceso de información continua entre ambos. Porque las problemáticas no deben ocultarse sino resolverse.
Tal vez es momento de permitirnos ser partícipes de soluciones, ofreciendo un modelo alternativo de abordaje en el área adicciones, a través del cual logremos una aproximación a un mejor equilibrio vincular.
Atender iniciativas particulares surgidas desde la ausencia de servicios especializados no es sólo un deber de Estado, es fortalecer y propiciar desde su rol el pleno cumplimiento de derechos.
Dar vida al compromiso social es atender necesidades subjetivas, exigencias colectivas y salvaguardar su equilibrio. Esto, es función del Estado.
Si se presentara alguna duda sobre las iniciativas privadas recordemos que la duda siempre fue una parte de la Verdad.
Mara Martinoli

Ver también: Sabiduría social para accionar
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