Tomar conciencia del límite de nuestra libertad es justamente una determinación personal, porque no está implícito en ella sobrepasar el límite hasta obviar al otro. Y la libertad del hombre depende de un orden que tampoco puede obviarse; es libertad dentro del proyecto que cada persona debe asumir, como para gozarlo en vinculación con los demás.
Generalmente asociamos “proyecto de vida” con objetivos que nos fijamos, con cuanto aspiramos realizar. Particularmente me refiero al proyecto de vida que es la vida que recién se inicia y que contradictoriamente, ante amparos y justificaciones legales, no podrá proyectar ni aspirar a nada para que otros sí continúen sus proyectos prefijados.
Ahora bien, la “persona” incluye al “ser”, porque la persona sólo lo es por estructuras que no pueden verificarse empíricamente. Entonces podemos afirmar que, en el momento de la fecundación, en ese “preciso, único y exacto instante”, una persona comienza a existir como tal y si existe, es sujeto portador de derechos inalienables, como el derecho a la vida. Y en sucesivas etapas evolutivas desarrollará potencialidades específicamente humanas, que ya tenía desde “su principio”. Reconocer esta verdad fundamental de nuestra existencia, nos garantiza la tutela de la dignidad humana en todas y en cada una de las etapas, incluida obviamente la concepción.
La decisión de interrumpir esa vida, la Vida, no es una situación más de las tantas en las cuales estamos inmersos cotidianamente; es la máxima expresión de la injusticia, porque antes de llegar a este mundo ya es un niño en desventaja, concebido entre los excluidos y no considerado, fuera de toda cuestión social porque su apariencia se transforma en abandono.
Testimonios alucinantes pretenden justificar la decisión cuando se hace pública, para obtener el consenso, la aprobación y la disculpa; tal vez culpando al otro se logrará complicidad en el acto para perdonar lo imperdonable. Sólo si tomamos conciencia del error por ignorancia u omisión, podremos iniciar el camino de nuestro propio perdón por haber decretado la violencia dentro de nuestra propia razón; bajo su sombra, no habrá jamás disculpa que pueda ayudar a superar el trauma de saberse responsable. Hay hechos más elocuentes que las palabras y silencios que traicionan.
Si bien no podemos reducir a una mera contradicción de nuestro tiempo la cuestión del derecho a la vida, sí podemos considerarla contradictoria cuando vemos a muchos rasgarse las vestiduras ante la inocencia interrumpida por condiciones inhumanas. ¿Cuántos ni siquiera llegan a ser considerados inocentes? ¿Cuál es la amenaza de un nuevo niño en el mundo? ¿Lo volverá aún más asimétrico? Porque sólo cuando las sociedades se ven amenazadas las acompaña la intolerancia.
El amor de ese niño es un amor de gigante porque todavía no lo contaminamos con supuestas posturas a favor de hipotéticos derechos ¿El de la mujer a decidir ser madre? ¿Acaso la Naturaleza no optó por ella? ¿Seremos espectadores cómplices de la perdición de nuestra existencia?
La actual representación cruel que considera a la ”vida como la nada”, olvida a la Vida misma cuando la despedaza, la tortura, la silencia, la niega y suprime su esencia.
El objetivo del aborto es la degradación de la ética reducida a una medida personal de los deseos. Y cada sujeto sólo podrá ser reducido en su condición por libertad de elección.
Todos buscamos al amor por el mundo, una presencia en la ausencia; y tenemos la oportunidad de recibirlo gratuitamente.
Mara Martinoli
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“Ho visto gente invecchiare da sola
ho visto vendere davanti alla scuola
ho visto la vita una vita che inizia
buttata in un sacco come fosse immondizia
ho visto l'aria arroventata dal piombo
e terre assetate in troppe parti del mondo
non è da molto che io vivo che esisto
eppure ti giuro sono cose che ho visto
chiedo solo che
intorno a me
la gente sia più vera
questo al di là
di ogni età
ideologia o bandiera
chiedo solo che
che si faccia poi insieme
qualcosa perché
finiscano presto
le cose che ho visto
ho visto il cielo diventare pesante
coperto dall'ombra di una nube gigante
ho visto l'acqua che nessuno può bere
ho visto e mai avrei voluto vedere
spero solo che
sopra di me
la gente che comanda
sappia quel che fa
e se lo sa
almeno ci risponda
spero solo che
che la gioventù futura
non veda mai più
nemmeno in tv
le cose che ho visto
e mi domando cosa si deve fare
di certo lottare e non solo parlare
per fare finire far cessare l'orrore
mi chiedo se può bastare solo l'amore”
COSE CHE HO VISTO
Eros Ramazotti
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