Toda secta tiene un centro que irradia sectarismo; éste implica intolerancia, ofuscamiento ciego, terca obcecación, contradicción, rigidez, oposición y un engaño ilusorio cuasi obsesivo. Las sectas son grupos de individuos que siguen una ideología con celo y recelo propios del fanatismo intransigente del sectario; esto es sectarismo. Entonces, si existe una correspondencia entre sectas y sectarismo ¿Cómo podría advertirse sobre los grupos sectarios desde el sectarismo?Cuando se utilizan supuestos objetivos anti sectarios para encubrir al sectarismo, obviamente el efecto es buscado desde la inversa; el tiempo demostrará que esta acción siempre logrará resultados negativos, en forma directa e inversamente proporcional.
Superados los tiempos de orientarse exclusivamente a desmenuzar los grupos sectarios archi conocidos, es momento de seleccionar las estrategias para impugnarlos o accionar en consecuencia, porque recordemos que hablar de sectas en abstracto es omitir al hombre. Y si la tarea es centrarse exclusivamente en reiterar la misma información (tal vez única intención) entonces se presentará a las sectas como grupos lejanos a nuestra realidad cotidiana, integrados por individuos raros y oportunistas que sólo buscarán obtener una tajada. Un mensaje subliminal que oculta intenciones, subestima el colectivo social y, siempre por omisión de implementación adecuada, solicitará iniciativas redituables, desapercibidas por la escasa educación, que todo lo reduce. ¿Acaso el sectarismo educará fuera de los lineamientos sectarios?
Incluirse en el abordaje es acoger el dolor, es atender la desesperanza; recoger la vivencia de quienes padecen requiere de solidaridad eficiente, de contención amorosa y, por sobre todo, de implementación de Justicia.
¿Puede una secta desprenderse del sectarismo? ¿Puede el sectarismo no ser interpretado como secta? En interdependencia y correspondencia recíproca de objetivos se aseguran la protección mutua que aprovecha la natural resistencia humana al cambio, vivido como aquello que escapa al control. El sectarismo, disfraz de disfraces sectarios, se escuda en el cambio para que nada cambie, en provecho exclusivo del “bien sectario”.
Permanecer asombrados y en aceptación de todo, como si el todo fuera inexorable o inapelable, nos significará que nada será “anormal” en el presente y por lo tanto no se esperará adaptación para el futuro.
Con los ojos fijos en el presente para abrirlos al futuro, pensando y actuando en correspondencia, si bien la humanidad está dividida, producto de las luces de la razón, por lo menos habremos intentado evitar dividirla más atentos a la irradiación del sectarismo que, absorto en la reducción a su supuesta inteligencia de acción, pierde el único sentido que realmente comparten, el sentido de la finitud.
Mara Martinoli - Entrada original 18 de noviembre
Ver: Las sectas y la "Teoría de las ventanas rotas"





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