
“Sería necesaria una caricia del Nazareno” y no se trata de una simple frase, porque no hay ni un hilo de la ironía en su voz, la que desde hace cincuenta años lo caracteriza en sus canciones.
Frente a Eluana y a quienes están en sus condiciones – “personas que están vivas sólo en apariencia, pero vivas” - . Enzo Jannacci, “ateo laico muy imprudente”, invoca al Cristo porque él, como médico, siente solamente levantar sus brazos: “No desconectaría jamás una sonda y nunca suspendería la alimentación a un paciente; interrumpir una vida es alucinante y bestial”.
¿Es un planteo válido también para quien ha transcurrido diecisiete años de su vida en estado vegetativo?
Son muchos, lo sé, pero valen para nosotros y no sabemos nada de cómo son vividos por una persona en coma. Nadie puede entrar en su sueño misterioso ni decirnos realmente de qué se trate, por lo tanto no es justo medirlo con el tiempo de nuestros relojes. Por ello vale la pena siempre esperar cuando y si será el momento, las células del paciente morirán por sí solas. Y además no debemos olvidar que la medicina es algo maravilloso donde pueden realizarse progresos extraordinarios e inesperados.
¿Pero una vez que el cerebro no reacciona más, la espera no resultaría inútil?
Despacio, despacio... ¿inútil? ¿Cerebro muerto? Se usan estas expresiones muy a la ligera. Si se tratara de mi hijo bastaría un solo golpecito de sus pestañas para demostrarme que está vivo. No soportaría la idea de poder estar más junto a él.
¿Son consideraciones de un padre o de un médico?
Como médico razono exactamente así: la vida siempre es importante, no sólo cuando es atractiva y emocionante, también si se presenta inerme e indefensa. La existencia es un espacio que nos regalaron y que debemos llenar de sentido, siempre y donde fuere. Decidir interrumpirla en un hospital no es lo mismo que hacer una traqueotomía.
¿Qué le diría a Beppino Englaro?
Es necesario estar muy cerca de este padre.
¿No piensa que pueden haber situaciones en las cuales la persona pueda tener el derecho de anticipar la propia muerte?
Sí, cuando el paciente sufre terriblemente y la medicina no logra aliviar su dolor. Pero también en ese caso no quisiera nunca tener que ser yo quien desenganche”, soy un cobarde y confío en el hecho que otros médicos podrán ser más valientes que yo.
¿Cómo enfrentaría un paciente enfermo que ya no tiene una existencia digna?
Trataría de convencerlo que la dignidad no depende del propio estado de salud pero está en el coraje con el cual se afronta el destino. Y además le diría a su familia y a sus amigos que quien percibe la soledad alrededor de sí se rinde antes. Hablo por mi experiencia: conozco decenas de muchachos maravillosos que logran vivir, amar y hacerse amar aunque tengan que envejecer en una cama o en una silla de ruedas.
¿Hace cuarenta años pensaba igual?
Al final de los sesenta, fui a especializarme en cardiología a los EEUU, y siempre me decían: Ud se enamora de sus pacientes, los va a visitar asiduamente y se interesa de cosas que nada tiene que ver con las terapias, los médicos con técnicos, del resto deben encargarse los psicólogos y los sacerdotes. Decidieron transferirme a reanimación, así podrá apegarse a ellos hasta que quiera... de eso se trata, estar donde la vida se reduce a un sutil hilo es traumático pero puede enseñar muchas cosas a un médico. Hay también de lo otro...
¿Qué cosa?
En estos últimos años, la figura del Cristo para mí es fundamental: es el pensamiento de su final en la cruz que hace que ni siquiera se me presente la idea de ayudar a alguien a morir. Si el Nazareno regresara nos tomaría a cachetadas a todos. Nos lo mereceríamos, y cómo, porque así también necesitaríamos de una caricia suya. "
Fuente: Sectas Argentina-Chile-Perú 15.02.09
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