Síntesis
Constituir el grupo de autoayuda presentó los mismos obstáculos que se observaban en el grupo Institucional: fuertemente unido pero en ocasiones impedía avanzar desde lo particular.
La identificación por la vivencia bélica se mantiene intacta y genera orgullo de pertenencia. Tienen una percepción colectiva de unidad hacia al grupo Institucional y/o de VG del país. El mismo agrado por la pertenencia al grupo Institucional fomenta el desagrado hacia lo ajeno para diferenciarse tal vez del “enemigo”; en este concepto fue incluido en principio el grupo de autoayuda.
Puede considerarse como un grupo de referencia, de pertenencia, de simpatía: se toma como modelo para integrarlo y sentirse partícipe del mismo. Los valores son los propios de la organización y su existencia trasciende la actividad. Esto conduce a un comportamiento de adhesión que afirma la identificación desde el rol de VG. Los comportamientos esperados, “status adquirido”, desencadenan una forma de comunicación y proceso de influencias en el que las acciones entre los VG permanezcan en el nivel de coloquio interior fijando un único rol.
Justifican un “mismo sufrimiento” que deja de ser individual para tornarse en colectivo; por esta razón escuchamos continuamente “mi compañero de pozo la pasó tan mal como yo”,”la gente no entiende cuánto sufrimos”, “yo si sé qué es una guerra”.
En general no presentaban los conflictos como personales sino como refiriéndose a ellos, a la sociedad, a la gente y/o al mismo grupo de autoayuda, institucional o de VG. Esto marca de alguna manera la identificación de “todos en uno” para justificar tal vez algunas conductas que no tendrían explicación desde el afuera. Se conducen por el concepto de hermandad y esto es lo más importante que rescatan de Malvinas.
Compartir el estereotipo suele ser un elemento de identidad del grupo; la imagen global, más pasional que racional, los conduce a caracterizarse por la “generalidad”; significa que el mismo grupo estaría paradójicamente “categorizándose”. Desde aquí podríamos describirlo como un grupo “estereotipado” que a su vez estereotipó a los otros, al distinto, a la sociedad.
Si cada uno se transforma, de alguna manera, un poco en el reflejo del otro, desde aquí podemos hablar de dependencia.
La dificultad para expresar el desacuerdo, sobretodo hacia otros integrantes del grupo, probablemente se deba al temor de perder su apoyo y aprobación. Tal vez esto explique el intrincado funcionamiento de relaciones interpersonales y la necesidad de la presencia y/o asistencia al grupo ante situaciones de temor y desamparo, porque el grupo siempre contiene. Sentirse indefenso, confundido y/o inseguro ante la sociedad es una situación que pudo haber sido acentuada dentro del grupo de pares porque la verdad que se construyó no es la realidad del afuera (por temor a ser heridos nuevamente).
La contención recibida previamente a través del grupo Institucional produjo un “estancamiento elegido” que fue trasladado, en principio, al grupo de autoayuda porque el grupo institucional también opera como un grupo de autoayuda; más allá de los encuentros programados semanalmente, pasan en general su tiempo libre con otro VG. Desde aquí puede fundamentarse el rechazo a la ayuda del otro: si no se pertenece al grupo VG podría debilitarse la propia unión.
En el grupo de trabajo cuando tan sólo uno descubre que es él mismo, que por sobre todo “es” y que la condición de VG no es la única ni la más importante, el accionar se torna más sencillo para el resto de los integrantes del grupo de autoayuda, pero no para quienes no participaron en él ya que siempre interactúan como se espera que lo hagan. Desde aquí, entonces, podemos hacer una segunda aproximación: quien inicia el camino de su propia identificación es considerado “diferente”, y de alguna manera comienza a ser otro “enemigo” a vencer y como el grupo de autoayuda es un espacio de confianza que no cuestiona, el VG deja aflorar su más íntima particularidad.
En su post guerra debieron reencontrarse con ellos mismos como pudieron, aprendiendo el concepto de enemigo que en muchas ocasiones no encuentra otro lugar más que el personal. Durante muchos años sufrieron la diferencia que paradójicamente hoy, a través de la pertenencia, les permite obtener de alguna manera prestigio.
Un grupo de autoayuda puede contener pero con el transcurso del tiempo también puede provocar cierta dependencia.
Ser VG es una condición que trasciende la vivencia bélica; por lo tanto nuestro objetivo de trabajo se fundamentó en lograr la trascendencia del rol de VG marcando el sentido particular del propio ser.
Conclusión
Tal vez aún en nuestro ámbito no se haya podido llegar a una unidad de criterio porque continuamos fomentando la victimización por las falencias, responsabilidades y/o culpa de quien no supo o no pudo brindar una respuesta adecuada en el momento indicado.
“Por lo tanto, si yo me identifico con mi cargo o con mi título, me portaré como si yo mismo fuese equivalente a todo el factor social complejo que es un cargo,
como si yo no fuese meramente el que ostenta el cargo, sino que al mismo tiempo representará también el asentimiento de la sociedad”–Jung
Aclaración necesaria: En ocasiones la misma dependencia que se observó hacia el grupo Institucional fue percibida en el trabajo del grupo de autoayuda.
Mara Martinoli
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