Dirección de Salud Mental
Programa Malvinas
"Pensar Malvinas", nombre con el que en mayo de 2005 tuvieron lugar
las II Jornadas organizadas por el Programa Malvinas, da paso a la publicación de los textos
para continuar intercambiando discursos y saberes, también con el lector.
Invitamos a la presentación de
“Pensar Malvinas: diálogo sobre una historia vigente”.
Comentarista: Lic. Carlos Brück
Lugar: Casa de la Provincia de Buenos Aires
Callao Nº 235 - Ciudad Autónoma de Buenos Aires -
Fecha: 4 de diciembre de 2007.- 14.00 hs.
Mara Martinoli, Susana Colonna – Coordinadoras de Grupos del C.E.C.I.M. La Plata – Años 2002 al 2004
“Los desastres de origen humano se basan en una relación de crueldad, de crueldad humana, de destructividad colectiva sancionada socialmente que desgarra el tejido de la confianza humana - Dr. Chaim F. Shatan (1).
La confianza personal muchas veces se relaciona con las creencias con respecto a la naturaleza de la vida; y nuestras creencias nos afectan tanto a nosotros como a la forma en que nos relacionamos con los demás; por ello es importante tener conciencia de lo que creemos. Por otro lado creamos modelos de vida para ayudarnos a sentirnos seguros, sin advertir que la forma de sentirnos realmente confiados es estar seguros de nosotros mismos; la confianza es un acto personal. El Grupo permite crear un espacio para “volver a confiar”, implementando técnicas de trabajo que permitan contemplar la particularidad, punto de partida para obtener frutos de toda relación humana.
Sentimientos de inseguridad, miedos y ansiedad no sólo permanecen intactos mientras desconfío sino que siguen creciendo. Intentar que cada uno comprenda que no podemos vivir condicionados por aquello que fuimos y creemos que seguimos siendo (ya que no se puede funcionar desde una realidad que ya fue o desde la que será), reflexionar sobre el miedo, la culpa y la baja autoestima (tratando de descartar las mentiras que cada uno ha cosechado durante toda su vida), son los caminos que permitirán desarrollar la confianza.
En el trabajo grupal no se exige hablar de aquello que no se quiere pero sí se puede lograr que aquellos sentimientos que torturan puedan ser reemplazados, y es en esta instancia cuando libremente se expresa, se simboliza en forma verbal o escrita, intentando ordenar el diálogo interno para ponerse en contacto con cuanto dificulta vivir intensamente la vida. En extrema síntesis partimos de “la aceptación y el amor por sí mismo”.
Y entre tantos otros obstáculos, el compromiso del VG para asumir el trabajo fue uno de los más difíciles. No es suficiente saber “necesito ayuda” sino comprometerse a hacer algo; esta primera búsqueda otorga la convicción de saber que se puede, por lo tanto brinda confianza.
Es posible que resulte difícil confiar en los demás pero el grupo es la “imagen de la confianza”, en principio brindada por quien coordina con todo el sentido ético que implica, es decir, que se deposita la confianza en los valores del otro; en las relaciones humanas creer aquello que otras personas nos dicen no es contrario a nuestra dignidad. La contención misma que otorga la integración del grupo es una apertura de confianza: “confiaron en las actitudes de”. Tal vez pudieron observar características personales que permitieron lograr una “confianza mutua” en un acto auténticamente humano. Es fundamental destacar que un integrante puede perderla por un imprevisto ante el cual no se accione u opere como es esperado. Además, el conflicto también se genera cuando el objetivo se contrapone con el que el grupo busca. En otras palabras, confianza recíproca se logra a través de la verdad y esta lleva a la tranquilidad en la búsqueda de la paz interior; el grupo por sí mismo la brinda a través de la contención. Más allá de las imperfecciones que en el área de trabajo se presentan, confiábamos en nuestra técnica y esa confianza era absolutamente transmitida al grupo, permitiendo compartir así el aprendizaje en la implementación de la misma, ya que confiar en las propias actitudes, conductas y objetivos es saber que se puede depositar la confianza en el otro y ésta es la gran tarea y el objetivo último.
Podríamos agregar el siguiente interrogante. ¿La pérdida de la confianza es una característica más del TEPT o el resultado de tanta indiferencia?
Fausto combatió en Malvinas; fue uno de los integrantes del grupo que coordinamos en el C.E.C.I.M. La Plata. En apariencia transmitía una paz muy profunda creando un clima especial para trabajar con el grupo. Se acercó por curiosidad; intentaba saber para poder hacer, temía que se presentara una situación de crisis que pudiera llevar a un VG a un intento de suicidio ya que las cifras que se manejaban en los distintos centros eran realmente alarmantes. Cabe aclarar que esta era su primera experiencia para intentar revisar ciertas cuestiones de su pasado. En un libro que adquirió y leyó durante el primer tiempo de su post guerra marcó:
“Estamos de más incluso para nosotros mismos. Envejeceremos; algunos se adaptarán, otros se resignarán y la mayoría quedaremos absolutamente desamparados. Se escurrirán los años y, por fin, sucumbiremos… Tan solo ahora comprendo que tú eras un hombre como yo. Mientras yo lo ignore quizás pueda todavía olvidar, quizás el tiempo borre esta imagen. ..Somos fugitivos, huimos de nosotros mismos”
Refirió haber tenido episodios de flash-baks, sin saber de qué se trataba.
Desarrollaba con gran interés las actividades propuestas, especialmente las relacionadas con el conflicto bélico. Interfería cada trabajo en un intento de llamar la atención y/o impedir que otros pudieran elaborar conclusiones, especialmente cuando participaba su compañero de pozo y amigo personal. Solía anular y/o reemplazar una idea con otra. Trataba de definirse en la vida como “un hombre”; esa era la propia meta a conseguir. Sentía miedo de su propia imagen y de la que otros pudieran crearse de él; consideraba que el miedo era “el enemigo a vencer”. Su aparente enriquecimiento espiritual no impedía que culpas y angustia interfirieran su vida personal. Consumía alcohol; él mismo se consideraba un bebedor social, evadiendo de esa forma su propia realidad. Siempre decía “uno no se puede mostrar tal cual es”, “la sociedad es hipócrita porque tampoco se muestra tal cual es” y en un intento de evadir la culpa fue agregando anécdotas a las propias vivencias. La culpa que generó la vivencia bélica, derivada del enfrentamiento con la muerte y con el mal acrecentó otras.
En un intento de “dejar de huir” y poder llegar a conocerse más profundamente manifestó la necesidad de participar en el grupo por él, ya que los trabajos que desarrollaba permitieron que fuera descubriendo que durante muchos años había huido de “él mismo”.
Quiso demostrar que podía descifrar los conflictos de sus compañeros, porque consideraba que eran semejantes a los propios. Intentar compartir la creencia que todos sintieron y/o sienten lo mismo no es válido pues, cuando Fausto expresó “En esa trinchera he dejado aparte de mi equipo, todos mis 19 años, toda mi vida”, los demás integrantes del grupo se asombraron porque no consideraron que así fuera. “Todo lo que nosotros somos depende de lo vivido” (Sastre); no es posible que dos personas coincidan absolutamente en nada y paradójicamente, hay que entender que lo que nos pasa es un poco lo que le pasa a todos.
Durante el segundo año de trabajo expresó: “Uno descubre cosas que no quiere decir y la vergüenza también se deja de lado, como cuando te desnudás ante alguien; he descubierto gente en quien uno quiere apoyarse y recurrir. Esto de charlarlo en conjunto me gratifica”.
Si bien la guerra fue un hecho que marcó su vida, en el grupo inició el camino de recuperación de la propia confianza, camino que le permitirá volver a depositar la confianza en el otro. Por otro lado no debemos olvidar que los mecanismos comunes para tratar las amenazas son fundamentalmente cambiarse a sí mismo para eliminarlas o negar y/o deformar lo que está amenazando. El objetivo del grupo es “empezar a pensarnos”; no es una terapia grupal, ni un recetario para la detección de ciertos síntomas, aún menos un lugar donde clasificar determinadas características en común sino más bien, como es sabido, un punto de encuentro de necesidades, canalización de angustias y, fundamentalmente como todo grupo, de reunión para permitirse compartir aprendiendo o tal vez aprender compartiendo.
Los objetivos iniciales del trabajo fueron ampliamente superados y los logros obtenidos altamente satisfactorios; en algunos casos se produjo un estancamiento elegido pues cada uno decide su propio crecimiento personal. Esto permitiría seguir, en apariencia, en un mismo rol en el cual son permitidas muchas de las conductas y actitudes que de otra manera no podrían ser comprendidas. Todo individuo es libre de elegir perfeccionarse como meta de la propia existencia a través de actos libres que se conducen por valores particulares; no debemos olvidar que no hay nada más dramático que el auténtico crecimiento personal.
En los casos en que se observó aquella elección pudimos seguir avanzando a través de sus parejas. Nuestra experiencia en el trabajo con el Grupo de Mujeres de VG nos indica que están más dispuestas a provocar cambios positivos, en ellas mismas y en sus parejas; se convierten en el mejor referente del mismo, tal vez podría hacerse un replanteo, después de tantos años de sucedido el hecho traumático, poniendo el acento en quien convive con el VG, ya que es quien debió, debe y deberá lograr un reaprendizaje propio que llevará a una nueva acomodación del otro. Es una manera de abordaje diferente y el impacto del resultado es mayor al esperado.
(1) Dr. Chaim Shatan: Psiquiatra, Psicoanalista, Especialista en Terapias de Grupo, Antropología Aplicada, Historia Contemporánea, Psicología Social. Reconocido estudioso de las neurosis de guerra y de las víctimas de desastres producidos por el hombre, ha dado ponencias en todo el mundo sobre falsos conceptos de hombría y honor, enemigos, neurosis de combate, TETP, duelo en soldados, sexualización del combate, adicción a la guerra y al genocidio. En 1975-1980 creó el “Vietnam Veterans Working Groups” – VVWG.
CONCLUSIÓN
El expresar el duelo hace posible que las personas intenten volver a experimentar el sentimiento de confianza en otras personas y puedan empezar a reconstruir sus vidas más allá de la experiencia maladaptativa del estrés.
Es necesario reconstruir las unidades sociales de las que forman parte las personas para obtener un nuevo desarrollo de la confianza, especialmente si se trata de unidades formadas por personas que han compartido la misma experiencia. Ahí es donde se produce la simpatía” – Dr. Chaim F. Shatan
No intentemos brindarle a la gente soluciones que consideramos necesarias ni corramos a decir que necesitan ayuda, brindemos el espacio para que todos y cada uno se ayuden a sí mismos en la medida de sus propias posibilidades ya que continuamente escuchamos “Hay compañeros que no quieren hablar y sería interesante que se acercaran al grupo”.
En otras palabras, es iniciar movimientos de búsqueda de bienestar teniendo en cuenta la capacidad de transformación existente. Si de la buena calidad de vida se trata, de ella somos todos responsables.
Se recupera la confianza cuando ésta se deposita en quien coordina el trabajo de grupo y el resultado es la satisfacción de saber que hay alguien que está para ayudarnos, alguien que está cerca y en quien cada uno tiene que saber que contamos: ese alguien es uno mismo.
Si tenemos en cuenta que los pequeños grupos constituyen las unidades naturales de la sociedad, el grupo para los VG tiene una importancia extraordinaria ya que es allí donde puede lograrse nuevamente la confianza que luego será trasladada a la sociedad toda. Por lo tanto el grupo permitiría una primera experiencia en un nuevo acercamiento a la humanidad.
Observación: El interés y dedicación del Grupo de Mujeres fue muy especial; sin la motivación que produjo en nosotras, en algunas ocasiones hubiese sido difícil la continuación del Grupo de VG; a todas ellas GRACIAS.
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